20080612

LUNA

Y me mostró
los hermosos rostros de la luna.
Cabalgamos en tortugas de piedra
por el mar de ideas, de fantasías.

La luna es mi amiga, mi hermana,
decía, mientras se burlaba
de la insignificancia y la amistad.
Haremos el amor cuando arribemos.

En esa lluvia de estaciones nos protegíamos
de las miradas acusadoras en incomprensión.
No nos descuidaremos de querellar
contra la realidad, me dijo simplemente.

Saltemos, ahora, que los genios vigilantes
mueren brevemente, le exclamé,
y nos hundimos en un lago de incertidumbres.
Ahí yacía el destino. Desde ahí, contemplamos la luna.

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